Sergio tiene un problema. La sociedad en la que vive ha perdido todos sus valores y potencial, en favor de unas costumbres ridículas y perennes. Más pendientes de las publicaciones en las redes sociales, que de hacer algo digno con sus vidas. Una sociedad que se rinde al espectáculo del envoltorio, y obvia por completo el producto. Pero no tiene intención de encajar en el rompecabezas. Le importan un cojón los rompecabezas. Sabe que la vida tiene como condición la muerte, y ese es el único margen que comprende. Unos años que dedicar al enorme placer que puede significar vivir, y no tiene pensado atender a dogmas sociales que ni entiende, ni comparte y por supuesto no tiene pensado tener en consideración. El premio, ¿si te lo digo qué coño esperas leer?