El niño necesita mucha más actividad que el adulto; hay que darle espacio y tiempo para ello en la vida cotidiana, de lo contrario resulta muy difícil centrarlo y sosegarlo. De hecho, para permitir que su alma respire no sólo se requiere quietud, sino también movimiento. Además de llevar hacia el mundo exterior, el movimiento permite ante todo acceder al interior. Ayuda a conocer el propio cuerpo y a coordinar mente, cuerpo y alma, y en los momentos de tranquilidad, los niños aprenden a reconocer sus sentimientos. Niños vitales, niños sosegados ofrece una extensa serie de ejercicios de probada eficacia pensados para niños de entre tres y diez años, entre los que se incluyen: · Ejercicios de meditación. · Ejercicios de movimiento creativo. . Masajes integrales. · Viajes fantásticos.