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HORROR ORIENTAL

ISBN: 9788493855543
El 24 de noviembre de 2000 llegaba a las salas de exhibición españolas, con casi tres años de retraso en relación con el estreno en su país de origen, una modesta película japonesa de un director absolutamente desconocido entre nosotros. La publicidad de la época prometía un nuevo concepto de horror muy alejado de los dichés a los que nos había acostumbrado durante las últimas décadas el casi omnipresente cine de Hollywood; un horror menos sangriento y más atmosférico que apelaba, por razones culturales y presupuestarias, a los miedos de la mente en lugar de asaltar la retina, ya veces el estómago, con derroches de casquería. El filme se titulaba The ring: el círculo y su repercusión en los cines españoles fue también modesta (47.484 espectadores frente a los 752.292 de House of haunted hill o el casi millón y medio de Scream 3, por citar dos producciones norteamericanas de éxito estrenadas el mismo año). Pero a pesar de lo que pudiera parecer, supuso un hito importante para el género por una razón: amén de su indiscutible rentabilidad a largo plazo (cuando llegó al alquiler y la venta directa ya se había extendido el boca a boca y las cifras fueron otras), tuvo el enorme mérito de despertar el interés e incluso la pasión del público occidental por las ofertas del género procedentes de las cinematografías asiáticas. Una demostración es el número de espectadores que acudieron a ver La maldición (The grudge) tres años después: 463.110. En 2005 Llamada perdida conseguía convocar a 258.184 espectadores, una cantidad nada desdeñable para tratarse de un filme de terror de serie B y además nipón. Los productores norteamericanos no tardaron en percatarse de las interesantes posibilidades económicas que prometía el "nuevo terror asiático". La lista de los remakes en los que invirtió capitales la industria hollywoodense, unos decentes y otros infames, todos sobrantes, hubiera sido inconcebible unos pocos años atrás. Sin entrar a comparar calidades (aunque está claro que a Hollywood le sobra dinero tanto como le falta creatividad), la inversión en publicidad y también las costumbres cerriles de un público todavía fascinado por todo lo que huela a anglosajón propiciaron un fenómeno que no deja de ser injusto: los remakes siempre han dejado más dinero en taquilla.