Después de la inolvidable aventura en el Mundo Perdido, Cicca decide descansar y consigue una casita en una playa paradisíaca llena de toscos pescadores ávidos de sexo. Pero esos hombres simples la aburren; harta de hacerlo siempre en la posición del misionero, parte en un destartalado autobús hacia el Carnaval de Río. Pero nunca llegará al país tropical. Acusada de robo de piezas arqueológicas precolombinas, terminará con sus huesos (y por suerte, también con sus carnes) en el presidio de Cayena. Claro que con Cicca la revolución sexual llega a la cárcel inaccesible. Y Cicca, castigada como cabecilla del tumulto de presos, termina en el laboratorio de un científico nazi refugiado en la jungla. Allí, el desorbitado doctor Menéele intenta convertirla en un monstruo …