Es la comarca menos extensa de la provinvia de Teruel y, posiblemente, una de las más desconocidas, más allá de la fuerte vinculación con la minería que mantiene desde tiempos lejanos. Este caracter minero es la prueba más palpable de su gran riqueza geológica y palenteológica, que suma notables yacimientos de fósiles y formaciones kársticas de la envergadura de la sima de San Pedro, una de las más espectaculares y singulares de Europa. La situación de la comarca, ocupando las últimas estribaciones del sistema Ibérico, antes de que éste alcance el valle del Ebro, hace que aglutine un buen número de ambientes: desde la sierra de Arcos o las más sureñas del Señor y de Ejulve, sobre la que descuella el pico Majalinos, a los sotos ribereños de los ríos Escuriza, Estercuel y Martín; desde los llanos de Andorra y Alloza, poblados de olivares y visitados por búhos, zorros y zorcales, a barrancos como los del Mortero de Alacón, un santuario natural sacralizado durante la Prehistoria. Cañones de roca caliza y arte rupestre están en la base del emblemático Parque Cultural del Río Martín. Antiguos sistemas de vida y una naturaleza abrupta y fecunda son las sorpresas que esconde el reciente Espacio de Interpretación del Territorio Masías de Ejulve. Ambas figuras protegen y, sobre todo, invitan a conocer esta porción de Teruel.