Marcos representa la pureza evangélica, la novedad, el evangelio sin pactos ni residuos. Se rasgan los cielos, se rasga la túnica del Sumo Sacerdote, se rasga la cortina del templo; ¿se rasga Israel? Marcos “desteje” lo antiguo. Jesús es la historia de una profunda experiencia que se transfigura en kerygma salvador, que va derrumbando a su paso todo lo viejo. Bajo la pluma de Marcos los acontecimientos y las personas se iluminan para adquirir un nuevo significado. Marcos ha sabido canalizar el misterio de Jesús en un molde poliédrico. Es un evangelio sumamente ordenado y tan profundo, gracias a la experiencia de Cristo que subyace, que es un auténtico manual para el discípulo de Jesús. Al igual que el género evangélico empezó con él, y después los otros evangelistas se vieron obligados a tenerlo como paradigma, el cristianismo de nuestros días, si quiere ser fascinante, debería hacer otro tanto. ¡Volvamos a Marcos! El sorprendente Jesús de Marcos pretende ser una nueva interpretación de este evangelio, tratando en todo momento de conectar con aquel “pathos” vibrante que sacudió a sus primeros lectores. Para ello nos hemos servido de los inmensos recursos que hoy nos ofrece la lectura científica de la Biblia